Nuestra Visión
Hace 10 años que nuestro país no crece ni crea nuevos empleos. La caída del PBI en 2020 fue del 9,9%. La tasa del desempleo del 10,2% está encubierta por la incidencia de los planes sociales, en realidad es el 25%. La inflación es superior al 50%, la pobreza es del 44% y el 60% de los menores de catorce años son pobres. Estos indicadores representan a la Argentina en una situación terminal.
El país requiere medidas urgentes y contundentes, las cuales deben incluir: 1) ordenar la forma en la que el Estado obtiene sus recursos mediante una nueva economía formal y una tributación del Siglo XXI; 2) optimizar la utilización los recursos obtenidos; 3) fijar nuevas reglas de juego en materia laboral; 4) eliminar regulaciones absurdas que sean un obstáculo para la producción y generación de valor de la industria y el campo argentino; 5) rediseñar la estrategia de politica exterior para asociar al país al mundo productivo sumándose a sus cadenas de valor global y generando confianza para las inversiones que generen trabajo genuino.
Reforma fiscal
En materia impositiva esta demostrado que el peso de los impuestos es una mochila que hoy hace inviable toda la actividad económica. Los números son elocuentes: Hay 42 impuestos nacionales, 41 impuesto provinciales y 83 “tasas y contribuciones” municipales. Total: 166. Este esquema somete a los individuos y las empresas a la imposibilidad productiva y el fracaso. Ahora bien, desde el punto de vista de la recaudación, el presupuesto nacional arroja un déficit crónico anual que va desde los U$D 15.000 millones a los U$D 20.000 mill. Es decir, hay muchos impuestos, se produce poco y la evasión es grande. Esta nueva puesta en marcha del país requiere un plan creíble para presentar antes los organismos internacionales de crédito y para los inversores privados, plan que debe incluir las reformas ineludibles en materia fiscal y laboral. En este contexto de desarrollo, en donde el trabajador pueda considerar distintas opciones de trabajo, el empresario encuentre un contexto confiable para invertir y los sectores del “no se puede” cederán ante la fuerte presión de un país que quiere trabajar, producir e invertir. En pocos años volveremos a ver esa Argentina de ascenso social fruto del trabajo que fuera ejemplo en el mundo.
Reforma Laboral
No queda duda alguna de que la actual Ley de Contrato de Trabajo (Ley 20.744 del año 1974) quedó vetusta, principalmente en la cuestión indemnizatoria. Se está discutiendo hace tiempo una modificación que modernice el régimen indemnizatorio, creando un Fondo Nacional de Cese Laboral – en el ámbito de la Administración Laboral de Seguridad Social – con el objeto de reemplazar paulatinamente todas las indemnizaciones por extinción de contrato de trabajo previstas en el Título XII de la Ley 20.744 y sus correspondientes modificatorias. El contexto para esta modificación nunca fue más propicio: (i) economía devastada por la mala administración de la pandemia COVID-19; (ii) más del 40% de trabajo informal; (iii) carencia de inversión de capitales extranjeros y nacionales que impiden la creación de puestos de trabajo genuinos, y; un régimen indemnizatorio leonino (incluso agravado en su momento por la doble indemnización -DNU 34/19- y que imposibilita al empleador a despedir sin causa).El espíritu de la modificación es la creación de fuentes de trabajo y el respeto de los derechos adquiridos por los trabajadores. Sin empleo genuino y registrado no sólo pierde el Estado al no poder recaudar los impuestos y aportes correspondientes al Sistema Único de Seguridad Social, sino también los trabajadores que deben resignarse a trabajar en las más absoluta clandestinidad y explotación, sin aportes, sin cobertura de una A.R.T., sin Obra Social, vacaciones pagas, licencias por maternidad y paternidad. En concreto, el proyecto de ley de reforma laboral busca dar estabilidad al sistema labora tomando como base el modelo establecido por la Ley 22.250 previsto para empleados de la construcción.
Optimizar el gasto público
Del total de la recaudación anual de la Argentina, el 59% queda en la administración nacional y el 41% se reparte entre las provincias, lo que conocemos como coparticipación federal e ingresos de los gobiernos locales. Del 59% correspondiente al Estado Nacional, la mitad se destina a Seguridad Social (planes y jubilaciones); y del 41% que se destina a las provincias, la mitad se va en empleo público. Es muy importante aclarar que un plan de sustentabilidad productiva y social no puede eliminar el apoyo social que el Estado proporciona. Hacerlo sería de una irracionalidad extrema, generaría más hambre, más pobreza y caos social. El Estado debe elaborar un plan de reconversión de dichos planes sociales incorporándolos al sector productivo, inculcando la cultura del trabajo que ha desaparecido en nuestro país y demostrando que incorporase al trabajo brinda una dinámica de progreso y ascenso social.
Política Exterior
El Estado Federal debe optimizar los recursos del Servicio Exterior de la Nación a través de una reestructuración de la presencia argentina en el exterior, con un marcado énfasis en la promoción comercial y atracción de inversiones. Asimismo, uno de los ejes de la política exterior debería concentrarse en la negociación, conclusión y ejecución de tratados de libre comercio con países con mercados complementarios, así como también propiciar acuerdos que involucre a nuestras PYMES y su inserción en la cadena de producción global. La internacionalización de la economía argentina resultaría clave para la generación de divisas para la estabilización de nuestra economía nacional. Para alcanzar los objetivos de política exterior resulta imprescindible reconocer a los aliados que realmente se ajusten a los intereses nacionales, en base a la democracia y el desarrollo sostenible, lo que implica una de las mayores tareas: generar confianza, previsibilidad y liderazgo.
Eliminar Regulaciones
Absurdas
Eliminar Regulaciones Absurdas. Los gobiernos de la nación, provincias y municipios no pueden seguir siendo obstáculos mediante normas disparatadas y burocracias infinitas para la producción y la generación de valor de la industria y el campo argentino. Esa pared a la producción se materializa en 69.000 regulaciones existentes, entre las que se encuentran trabas al comercio exterior, retenciones a las exportaciones y un absurdo régimen de sustitución de importaciones que se ha extendido hasta el 2038. Es necesario un Estado presente, pero su presencia debe ser como aliado para la producción y la generación de valor, no como una barrera para el desarrollo productivo de la Argentina.